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Un “compromiso de tres libertades” sería básico para empezar a sacar al país de la actual coyuntura de incertidumbre económica: libre exportación, libre circulación y libre innovación, a través de una ley que elimine todo cupo o restricción de exportar, sancione los bloqueos carreteros y facilite la adopción rápida de biotecnologías en el agro. Esto podría tener efectos positivos a corto plazo.
Está claro que el levantamiento de restricciones a las exportaciones puede hacerse con un decreto supremo, pero la clave está en dar seguridad jurídica por medio de una norma que no pueda cambiarse tan fácilmente, mejorando las expectativas de largo plazo para los exportadores y fortaleciendo la capacidad de abrir nuevos mercados internacionales.
Sobre la libre circulación, ya existe un anteproyecto de ley planteado por la Cámara Nacional de Industrias (CNI), y en materia de biotecnologías se trata de liberar rápidamente la importación de las que están disponibles en el mercado externo, sin perjuicio de que a mediano plazo se desarrollen otras propias, a partir de investigaciones en el sistema universitario boliviano.
De acuerdo a cálculos hechos desde organismos empresariales, la introducción de innovaciones biotecnológicas en el agro podría aumentar la productividad en un 400%. Conjugado con la liberación de exportaciones, esto ayudaría a captar 1.000 millones de dólares a la brevedad y bastante más después.
Para eso, hace falta que desde el gobierno se cambie la perspectiva, del “sistema de ordeno y mando” (como decía Mijaíl Gorbachov sobre la planificación centralizada) a uno donde la libre iniciativa de los actores económicos sea mucho más relevante.
Luego está el problema de los acuerdos en un Parlamento tripartito, incluso con múltiples facciones dentro de esas tres alas. Pero las divergencias pueden atenuarse si antes hay un consenso a nivel de la sociedad civil sobre las medidas a tomar, que oriente a los actores políticos.
Más que aprobar varias normas, sería importante que las tres áreas de acción sean abordadas en una sola ley ómnibus, como una señal clara que podría tener un impacto favorable sobre las expectativas del país.
¿Parece improbable algo así? Tal vez, pero los acuerdos pueden hacerse antes o después del desastre, y es mejor tenerlos temprano. Serían medidas de emergencia y de cualquier forma quedaría pendiente la resolución de problemas de base, como el de las empresas públicas deficitarias, algo que tendrá que ser abordado por la administración que surja del próximo proceso electoral.
Por: Emilio Martínez