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Ahora, con el cambio de nombre de la institución se controlan y administran los aeropuertos, esta institución demuestra hasta ahora similar molicie que la anterior. La ciudadanía y, sobre todo los que están inmersos en la aeronáutica en sus diversas facetas, tanto técnicas como académicas, confiaban no sin escepticismo, que se generaría sin pausa un verdadero cambio en cuanto a la gestión de tan importante actividad estratégica para el país. Nada positivo se logró.
¿Cuál sería el cambio esperado sin dilaciones? Comenzar a promocionar, en trabajo conjunto con Aeronáutica Civil, los aeropuertos de Bolivia con una oferta de servicios integrales aeroportuarios de óptima calidad y económicos que se equiparen a los que ofrecen en mejores condiciones de infraestructura los aeropuertos de los países limítrofes y extralimitrofes. Véase el ejemplo de Ecuador y Colombia que, en una década supero a Bolivia que estaba en un rango superior.
Esta acción debe realizarse visitando a los países con los cuales se desea establecer relaciones aeronáuticas reciprocas; no siendo ésta condición sine aequanon, por lo contrario, convencer a las autoridades de los otros países a que operen en aeropuertos bolivianos con la fundamentación de buenos servicios y altamente económicos comparativamente, para sustentar la rentabilidad de la aerolínea que opere, debido a que las aerolíneas son muy sensibles en este punto para decidir nuevas operaciones de transporte aéreo de pasajeros y mercancías.
Si no se acomete esta promoción y se ajustan las tarifas en correspondencia a los países vecinos y circunvecinos y no se incrementa la presencia de líneas aéreas extranjeras en territorio boliviano, se retornará a la endémica costumbre de aplicar los ingresos en salarios, retornando al círculo vicioso conocido.
A todo ciudadano de Bolivia, sin ser gravitantemente acucioso, no le es indiferente la paupérrima presencia de líneas aéreas extranjeras en los aeropuertos bolivianos, fundamentalmente en La Paz y Cochabamba y Santa Cruz; ahora, esta incontestable situación sin fundamentos en contrario, pues no los hay, se agravó, con el cese de operaciones de la prestigiosa línea aérea American Airlines, esta vez de Santa Cruz pues ya lo hizo años atrás de La Paz; denotando que esta compañía aérea es la más importante del mundo por flota de aviones, mayor cobertura de rutas mundiales e ingresos.
¿Cuáles fueron los motivos de la decisión empresarial de American?, Primero es lo que mencionamos en otros artículos: las elevadas tarifas por concepto de servicios aeroportuarios (rampa, alquileres, radio ayudas, seguridad y otros que componen los servicios integrales en un aeropuerto), además el lamentable estado de mantenimiento de las pistas de despegues y aterrizajes, que no se la limpia periódicamente para extraer el caucho que se adhiere a ella por el mismo ejercicio de los aterrizajes, frenazos y la propia circulación.
Este tema es tan actual que estamos en víspera de otra deserción de una línea aérea boliviana, que afronta problemas de leasing.
Las deserciones se generan, entre otros motivos como el esencial económico, por la carencia de equipos pesados (grúas y otros) imprescindibles para retirar de la pista o sus cercanías aviones que en eventuales circunstancias de accidentes o incidentes aeronáuticos quedan inmovilizados; el ejemplo reciente más paradigmático es el de la compañía aérea Peruvian, cuya aeronave por vicisitudes precitadas está inmovilizada al borde de la pista sin poder retirarla por ausencia de equipos idóneos.
Al respecto debe entenderse que para realizar actividades de servicios aeroportuarios en todas sus especialidades, es imperativo contratar empleados y profesionales de elevado nivel de conocimientos en Derecho Aeronáutico, Gestión de Aeropuertos, Sistemas de control administrativo y Reglamentaciones internacionales de OACI e IATA.
Lo anterior sustenta la obligatoriedad de servicios aeronáuticos idóneos y seguros debido a que toda la actividad generada por el transporte aéreo apunta a preservar la vida humana e incurrir en negligencias conduce a catástrofes y a la siniestralidad
Por: Raúl Pino - Ichazo Terrazas