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12/1/2025.- Los incendios en el sur de California han desatado una devastación masiva, calcinando más de 142 kilómetros cuadrados, destruyendo miles de estructuras y dejando al menos 10 fallecidos. informes gubernamentales y entrevistas con expertos, las condiciones climáticas extremas combinadas con una gestión inadecuada de recursos influyeron significativamente en la magnitud del desastre.
Los incendios, calificados como una “tormenta perfecta” por las autoridades de Los Ángeles, fueron avivados por ráfagas huracanadas de hasta 160 km/h, lo que impidió el uso de aviones para arrojar agua y retardantes de fuego en las zonas afectadas. Además, las condiciones de sequía y el encadenamiento de múltiples incendios en la misma región hicieron que la destrucción fuera inevitable.
Una de las principales preocupaciones durante el combate al fuego fue la falta de presión en los hidrantes, lo que dejó a los bomberos en una posición crítica. “Tenemos hidrantes secos”, se escuchó decir a un bombero en la madrugada del miércoles, mientras pedía apoyo para recargar los camiones.
Aunque expertos como Greg Pierce, de la UCLA, aseguran que ningún sistema de agua en el mundo podría estar preparado para una situación de esta magnitud, hidrantes plenamente operativos habrían podido minimizar algunos daños, apagando brasas o salvando estructuras individuales.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, prometió una investigación completa para determinar qué funcionó y qué falló en la respuesta al desastre. “Exigiremos responsabilidades a cualquier persona, departamento o entidad que corresponda”, declaró.
Este desastre pone en evidencia la necesidad de mejorar la planificación, modernizar infraestructuras y gestionar de manera más efectiva la vegetación en regiones propensas a incendios, en una era marcada por fenómenos climáticos extremos.