La negación de que quieren liquidar la propiedad privada cuando ya dictaron el decreto 5143, conectado con el 4732, precisamente para hacerlo. Coherente con la orden dada por Maduro a los asistentes a la reunión del ALBA TCP el pasado abril en Caracas para completar la aplicación del modelo cubano, venezolano y nicaragüense, el del sometimiento de la población a la miseria para su eterna opresión bajo el reinado de una cúpula beneficiaria del latrocinio, el despilfarro y la paga del crimen organizado, después de una sesión espiritista con acople tecnológico en la cual dos difuntos ante la carencia de caudillos con talento para discursear --Castro y Chávez-- y ante la más grande orfandad ideológica del bloque antioccidental, repitieron su vieja receta. Así se entiende por qué Arce leyó balbuceante unos apuntes en su congreso realizado en El Alto, diciendo: “debemos caminar hacia la construcción del poder popular (…) tenemos que derrotar la guerra híbrida, y tenemos que derrotar el bloqueo económico, llamamos por tanto en este congreso, hermanos y hermanas, a la unidad del movimiento popular (…)”. En esas palabras hay conceptos típicos de la dictadura cubana, ajenos a Bolivia: poder popular y bloqueo económico. Para comprobar que la ignorancia no tiene nada que ver con los grados académicos. La impostura saltó a la vista en 2011, con el caso TIPNIS. Se desnudó por completo en 2016 cuando Bolivia dijo ¡No! No se les cree nada, ni la supuesta pelea en el MAS. Se la considera una simulación para sorprender a los demócratas del país y debilitar sus posibilidades electorales. Se la ve como una reyerta de forma por prebendas, corrupción e impunidad, fácilmente reversible. Se sospecha un juego de dos candidaturas azules para acaparar la representación legislativa y consolidar el poder total. En cualquier caso, se los sabe iguales, sin posible distinción entre uno menos y otro más malo; son coautores, cómplices y encubridores de todos los eslabones de la cadena del desastre en el cual el país está sumido. Esa conciencia es parte de la victoria democrática que nos merecemos, la que la oposición nos debe. NOTA DE REDACCIÓN: Ésta es la segunda parte de la nota de opinión, cuyos párrafos iniciales publicamos en la edición correspondiente al lunes 13. Por: Gisela Derpic