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  • Aleja Cuevas

Son contados los escultores en piedra. En Bolivia, unos 100 artistas están dedicados en esta técnica, de los cuales 30 son miembros de la Asociación Boliviana de Escultores (ABE). 

A la lista, probablemente, se incluirá Julio César Mercado, de 21 años, que va en su tercer año en el Instituto de Formación Artística “Academia Nacional de Bellas Artes Hernando Siles”. Él eligió especializarse en la escultura de piedra, pues considera un material que le permite, con la amoladora y los distintos tipos de discos, moldear figuras. 

“A la piedra, sí tienes la técnica, le puedes dar la forma, cómo los artistas de épocas anteriores como Miguel Ángel (Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni), que tocaba piedras más duras como el mármol, para darle la forma figurativa”, apunta el joven artista. 

Para él, la piedra tiene detalles ocultos dentro y no es cómo la mayoría piensa, que no tiene valor ni riqueza. “La piedra oculta una textura, unos colores, tiene interesantes vetas. Es una belleza, una vez pulida y después de darle forma, me gusta eso y me cautiva”, dice.

Según Jhonny Quevedo, presidente de la ABE, en Bolivia, hay 30 escultores en piedra, siete mujeres y 23 varones, que están asociados, pero él calcula que hay otros que trabajan de manera independiente, con los que suman unos 100. 
“A nivel nacional hay unos 100 escultores que trabajan en piedra. Escultores hay muchos, pero no todos trabajan en piedra. Algunos, en madera o fibra de vidrio, pero los que se dedican a la piedra son contados”, dice.

Según sus datos, en La Paz hay unos 25 escultores, en Potosí alrededor de 15 y en Cochabamba otros 15. Aunque no tiene información precisa sobre Oruro, Santa Cruz y Tarija, afirma que la cantidad de escultores en esas regiones es reducida. 

“Los que no están registrados, como Enrique Magallanes, quien tiene su taller en Viacha, vende sus obras por Facebook”, afirma.

Entre los que apuestan por visibilizar su obra en redes sociales es Pastor Villanueva, un escultor que reutilizó cordones de acera granito para transformarlos en obra de arte.

El maestro Flavio Ochoa, también comparte sus creaciones en Facebook; Efraín Callizaya, otro artista formado en la Academia de Bellas Artes, plasma en su arte imágenes de campesinos, sus fiestas y sus iglesias. Además, hay quienes combinan la escultura con la docencia universitaria, como el potosino Paulino Méndez.

Quevedo explica que, en la Academia, la mayoría de los estudiantes elige pintura en su último año, mientras que  en menor cantidad optan por la escultura. “Somos pocos, a diferencia de Argentina, donde hay 2.000 escultores, claro, es un país con más habitantes. En Bolivia, hay poco apoyo por parte de las familias para que sus hijos se inclinen por este arte”, comenta.  

Quevedo añade que, al año, solo egresan dos o tres estudiantes como escultores. Uno de ellos será, Julio César Mercado, quien ya decidió esculpir una serie de imágenes de animales propios del altiplano para su titulación.