Un reciente estudio publicado por Amnistía Internacional llega a la conclusión de que el Estado de Israel comete un genocidio en la Franja de Gaza en su ambición de eliminar a Hamás, una organización irregular palestina.

“Hemos determinado que Israel ha cometido, con total intención, tres actos prohibidos por la Convención del Genocidio: la matanza de personas de un grupo protegido —palestinos de Gaza—, les ha causado serias lesiones físicas y mentales y los ha sometido intencionalmente a condiciones de existencia que acarrean su destrucción total o parcial”, señaló una profesional de esta organización no gubernamental sobre la que no se puede echar la menor sombra de duda en torno de su imparcialidad e inexistente inclinación ideológica.

No sólo a la luz de las revelaciones de Amnistía Internacional, sino después de repasar informes periodísticos es necesario afirmar que Israel merece la condena de la comunidad planetaria.

Las acciones militares de Israel imponen sobre una población inocente “una mezcla mortal de desnutrición, hambre y enfermedades” para acabar con esa colectividad y ese Estado lo hace de forma consciente, de acuerdo con las conclusiones de los investigadores profesionales de Amnistía.

Desgraciadamente, Israel cuenta en su afán infame con el apoyo de potencias mundiales que son cómplices de una matanza impiadosa y criminal.

Es necesario que se imponga la cordura y que las acciones castrenses se dirijan en contra de objetivos concretos, no de una población indefensa.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, con muy buen criterio, decidió romper relaciones diplomáticas con el Gobierno de Benjamín Netanyahu, quien es un criminal como en su momento lo fueron Adolfo Hitler, José Stalin, Slobodan Mirosevic, Idi Amin Dadá, Rafael Leónidas Trujillo, Augusto Pinochet, Jorge Rafael Videla y algunos más.

Es necesario que se imponga la cordura en Oriente Próximo y que las naciones civilizadas del mundo impongan sanciones a Israel para que, de alguna manera, frene esa matanza en la Franja de Gaza. Esta demanda de paz es compartida por todos los hombres de bien, que rechazan la barbarie como forma de vida.