Gustavo Jáuregui Gonzáles - Gerente General CNC

La minería ha sido históricamente un pilar fundamental de la economía boliviana. Su potencial para impulsar el crecimiento económico es innegable, pero su impacto va más allá de las cifras de producción y exportación. Es crucial analizar este tema a profundidad, considerando tanto sus beneficios como sus desafíos.

Bajo la actual coyuntura económica que atraviesa Bolivia, apostar por la minería nuevamente no resultaría algo irrelevante. El impulso de un sector minero sostenible podría reportar a Bolivia la posibilidad de atracción de inversiones importantes que podrían traducirse en mayores volúmenes de exportación de minerales y, por tanto, mayor generación de ingreso de divisas para el país. Colateralmente, esto reportaría también otros beneficios para la economía boliviana como ser, la creación de mayores fuentes de empleo formal dado que la actividad minera demanda mano de obra tanto calificada como no calificada, contribuyendo a reducir el desempleo. Podría representar también un factor importante para reducir las grandes asimetrías regionales que tenemos en el país, puesto que las regiones mineras se beneficiarían de la inversión en infraestructura y servicios, lo que puede impulsar el desarrollo local.

Asimismo, podría constituirse en un factor de impulso a otros sectores, dado que la actividad minera genera demanda de bienes y servicios variados, como la construcción, el transporte y la energía, entre otros.

Así como oportunidades también se deben considerar algunos desafíos a afrontar y generar las políticas públicas adecuadas que hagan equilibrado y sostenible la inversión en este sector. En ese ámbito, los factores para considerar serían:

Las fluctuaciones de los precios de los minerales en el mercado internacional.

La correcta gestión del impacto ambiental, dado que la extracción minera, si no se la realiza de manera responsable, puede ser nociva para el medio ambiente.

La correcta inversión y distribución de los excedentes que le genera el sector al Estado, para garantizar sostenibilidad económica de largo plazo.

Adecuada gestión de conflictos sociales relacionados especialmente a la tenencia de la tierra y los derechos de las comunidades indígenas.

El impulso a la industrialización de los minerales para generar mayor valor agregado y diversificar las exportaciones.

El fomento a la investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia de los procesos mineros.

 

Históricamente, la minería fue una actividad de gran relevancia en la economía boliviana. En los últimos tres años, alrededor del 50% de las exportaciones nacionales correspondieron al sector minero. Entre los principales minerales de exportación se encuentran el zinc, la plata, el plomo, el oro y estaño metálicos.

A pesar de ello, el estado del sector de la minería en Bolivia no es de los mejores, puesto que no hay nuevos descubrimientos de yacimientos, no hay nuevas empresas, ni inversiones significativas y la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) no funciona como una corporación. Por otro lado, la presencia del sector cooperativo incrementa su presencia diariamente y genera desequilibrios en el sector, restándole competitividad.

Adicionalmente, se debe modificar de manera integral la política del oro, debido a que Bolivia pierde, cada año, más de mil millones de dólares por su explotación fuera del control estatal. Los operadores no pagan las regalías correspondientes; operan en su mayoría sin licencia ambiental, desviando ríos e ingresando a áreas protegidas; se asocian con empresas privadas, casi todas extranjeras; se apropian de territorios donde los organismos del Estado no pueden ingresar; no pagan los impuestos que deberían; y cometen otras irregularidades más que muestran una débil presencia del Estado en estas actividades.

En un contexto global cada vez más consciente de los impactos ambientales y sociales, “la minería sostenible” ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad imperativa. Las empresas mineras deben priorizar la sostenibilidad no solo porque contribuyen a la preservación del planeta, sino que también se posicionan como líderes en el mercado, desarrollan su reputación empresarial y fortalecen su licencia social para operar.

Para fomentar la sostenibilidad en el sector minero boliviano, se debería considerar la implementación de estrategias como ser: (1) Fortalecimiento de la normativa ambiental, mediante la actualización y estricta aplicación de las leyes y regulaciones ambientales; (2) Inversión en tecnología limpia, mediante el impulso de la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias y eficientes para la minería; (3) Promoción de la certificación, mediante el fomento de la certificación de los sistemas de gestión ambiental y social de las empresas mineras; (4) Fomento de la economía circular, mediante la promoción de la reutilización y el reciclaje de los materiales mineros; y el (5) Desarrollo de capacidades, mediante la capacitación de los trabajadores y las comunidades locales en temas ambientales y sociales.

En una etapa de desaceleración económica como en la que se encuentra nuestro país, deberá ser tema prioritario de agenda, la incorporación de políticas