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  • Susana Salinas

Un equipo de entomólogos realiza trabajo de campo en Porongo, Santa Cruz, para determinar si los recientes casos de fiebre amarilla en la zona fueron causados por mosquito haemagogus, que, a diferencia del aedes aegypti que vive en zonas urbanas, habita en la selva. 

En el entendido de que monos y mosquitos dan pistas sobre cuándo y dónde el virus de la fiebre amarilla podría resurgir, autoridades del Ministerio de Salud realizan una vigilancia sobre el desplazamiento de los primates, que son el principal reservorio del virus, que al ser picados por mosquitos salvajes, estos sufren una variante de la fiebre amarilla. No hay evidencia de contagio de monos a humanos, pero los primates actúan como indicadores de una posible epidemia.

“Investigamos si hay monos muertos, en las áreas urbanas y periurbanas, puesto que, si los hubiera, son indicadores que la patología está allí”, informó el viceministro de Epidemiología, Max Enriquez.

En lo que va de esta gestión, hubo siete casos de fiebre amarilla, en pacientes de 15 a 64 años, de quienes tres fallecieron. “Sólo en dos de los casos hubo antecedentes vacunales”, indicó. La mayoría de los contagios se vincula con la incursión humana en áreas silvestres.

En la actualidad, hay dos casos en Porongo, en personas de 25 y 28 años. Ambos viven en una zona periurbana, pero ingresaron en la selva.

Se sospecha de un contagio por la variedad haemagogus.

Las autoridades instan a vacunarse para evitar la contaminación. Una dosis confiere inmunidad de por vida, mencionó. También dijo que lo ideal es recibirla entre los 12 y 23 años. No obstante, puede aplicarse hasta los 49, unos 10 días antes de visitar zonas tropicales.