Durante el gobierno del Dr. Hernán Siles Zuazo (1982-1985) se vio, al igual que ahora, una guerra descarnada entre los partidos políticos vigentes en la época. El fantasma de la polarización y la irracionalidad vuelve.
Por un lado, el bloqueo legislativo implacable de los partidos de oposición, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y la Acción Democrática Nacionalista (ADN), las posturas radicales de la Central Obrera Boliviana en contra del Gobierno de Siles Zuazo y la “traición” del MIR de Paz Zamora a la alianza oficialista, la Unión Democrática y Popular (UDP), que abandonó a los tres meses de iniciar gestión.
La ingobernabilidad era tal que, tras una huelga de hambre del presidente Siles de cuatro días, la Conferencia Episcopal logró juntar a los actores políticos en una reunión por demás icónica en el Colegio Inglés Católico de la ciudad de La Paz. Era noviembre de 2024. En aquella reunión se logró el primer pacto político sin intervención de las Fuerzas Armadas, el adelanto de elecciones para 1985.
El contexto político y económico fue muy adverso. La crisis económica se arrastraba desde los últimos años de Banzer, que se agravó con el inicio de la hiperinflación. En el contexto mundial, el neoliberalismo había irrumpido para quedarse. La receta económica se resumió en el Consenso de Washington, la desregulación, el libre mercado, la privatización, el achicamiento del Estado, la reducción del gasto e inversión públicos, entre otras, fueron impulsadas por los máximos exponentes del conservadurismo neoliberal, Margaret Thatcher (primera ministra del Reino Unido) y Ronald Reagan (presidente de Estados Unidos).
De vuelta a Bolivia, los resultados electorales favorecieron a Hugo Banzer, candidato de ADN, que logró 33% de la votación, y a Víctor Paz Estensoro, del MNR, con el 30%. Sin embargo, el MNR logró bancadas más grandes, ya sea por sus victorias en departamentos menos poblados, o por derrotas más estrechas y logró algo insólito, el segundo se convertiría en presidente.
A la par, Ronald MacLean (del partido ADN, quien sería alcalde de La Paz entre 1987 y 1991, ministro de tres presidencias posteriores y asesor del ahora aprehendido gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, en 2020) ya había invitado al economista neoliberal Jeffrey Sachs (un Chicago boy) para trazar el plan contra la hiperinflación, la famosa e infame “terapia de shock” puesta en práctica con el Decreto 21060. Esta misma receta se aplica en la Argentina de Milei. Hoy, Sachs es un converso economista del desarrollo, debido a que vio en carne propia el altísimo costo social que provoca el neoliberalismo.
Así, Banzer entregó no solo gobernabilidad, sino también la receta económica al MNR, a cambio del apoyo a su gobierno en las elecciones de 1989 y el control de corporaciones de desarrollo, conocido como el “Pacto por la Democracia”, que luego el MNR rompió.
¿Qué aprendimos de este pasaje de nuestra historia? Uno, que la gobernabilidad es imprescindible para sacar a Bolivia adelante, algo que hoy ni la oposición ni Evo Morales parecen estar dispuestos a ceder. Es más, el bloqueo evista desde Cochabamba se suma al bloqueo legislativo. Dos, los pactos políticos fueron el inicio y el fin de los partidos tradicionales, que a la postre dieron paso a la hegemonía del Movimiento al Socialismo. Tres, el pacto a cambio de cargos y puestos son irresponsables, se necesita una agenda política y económica no solo con los políticos, sino también con los actores sociales e institucionales, alcaldes, gobernadores, universidades, empresarios, organizaciones sociales, transportistas, etc.
Espero que este breve pasaje histórico, muy poco conocido en las generaciones más jóvenes y casi olvidado incluso por quienes sí lo vivieron, nos sirva de lección para encontrar entre nuestros pensamientos, como electores, la necesidad de diálogo, consenso y patriotismo antes que ver la policía como un juego de suma cero, donde la destrucción política y los intereses predominan incluso sobre los más pobres y vulnerables, como hoy vemos con los efectos de los bloqueos.