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La Paz como ciudad maravilla importa citar los fundamentos que condujeron a su denominación de ese alcance, que repercute ostensiblemente en el turismo, actividad excepcionalmente cardinal, a la cual no se le asigna ese rango, ni se educa a la gente a entender con convicción que los turistas que llegan a La Paz, nos hacen un reconocido favor; primero al elegir a La Paz como destino y dejar su dinero que contribuye al erario nacional muy significativamente y genera este ingreso progreso a la bellísima ciudad de La Paz y a los restantes departamentos.
Los turistas desean paz, seguridad(que no se les robe o asalte), buena atención y cordialidad en los servicios que contratan, pero ante una ciudad con un porcentaje alto de convulsión anual pero que infortunadamente en este gobierno no ha decrecido aunque debería llegar a cero convulsion y bloqueos; este objetivo se deprime y no se respetan los derechos de los otros y cada sector en conflicto se asienta en reductos infranqueables como si fueran los únicos propietarios con derecho al uso de la ciudad, perjudicando a la generalidad de la población y esta es una flagrante ilicitud establecida en constitución y que las autoridades no castigan oportunamente a sabiendas que están respaldados por la ley.
Otro tema que abriga esperanza es que los trabajadores progresivamente comprenden que se obtiene mas en una mesa de diálogo que la calle arriesgando su integridad física y, si La Paz da el ejemplo, será un paradigma de comportamiento a los otros departamentos hermanos.
Dentro de las diferentes ciudades que conforman el espectro de la diversidad, patente en Bolivia, también en la geografía y en la orografía se presentan sensibles diferencias, por ello, La Paz, sin duda, se constituye por prodigalidad de la naturaleza y derecho propio y condición sui generis, en una de las ciudades más atractivas de Bolivia. La Paz es la síntesis geográfica de Bolivia y de mundo, posee nieves eternas con un espectacular y formidable protector de la ciudad que es el Illimani, al pie de La Paz, lo que la hace única, pues hay nieves eternas más elevadas en otros países pero esta circunstancia no se repite por la condición de ciudad cosmopolita y sede de gobierno que asume La Paz.
Los Yungas, excepcionalmente notable por su condición de microclima, único en su especie, junto a La Paz, lugar ecológico por excelencia que produce el mejor café de altura del mundo, y cuya cobertura debería abarcar miles de hectáreas más, debido a la demanda mundial, que aumenta incesantemente, además de ser una actividad lícita.
Nuestro Altiplano, en el primer contacto, aparentemente hostil, es una superficie no ajena a la agricultura, produciendo únicos tubérculos y legumbres muy apreciadas en la exigente alimentación actual, además de ser el origen de la extraordinaria quinua que engendra en su naturaleza la mayor cantidad de proteínas y vitaminas con un altísimo contenido alimentación. Este Altiplano con sus derivaciones profundas confirió vida a diferentes pueblos con diversidad climatológica, hasta albergar a medios valles con producción frutícola y otros arrebatadoramente excepcional y ecológica.
La ruinas del Tiahuanaco, con sus restos de grandiosos palacios y templos. La conmovedora majestuosidad del lago Titicaca, a más de 4000 metros de altura sobre el nivel del mar, con notable riqueza piscícola sobrecoge por la proximidad a lo bucólico, manteniendo a las diferentes culturas y periodos de civilización unidos.
La arquitectura de la Paz, posible Ciudad Maravilla, conserva en su integridad los monumentos virreinales del siglo XVIII. En esta maravillosa ciudad de Nuestra Señora de La Paz, cuyo nombre engendra sentimiento y emoción internos, debido a que la paz es el bien supremo que aspira el ser humano y el acrisolamiento de ese significativo valor de la humanidad con Nuestra Señora de La Paz, que es la Virgen María, es inequívocamente feliz.
Es muy escasa la arquitectura del siglo XVIII y el único templo completo de esa centuria es la Iglesia de San Agustín, con sus falsas crucerías del crucero y presbiterio colocadas sobre las bóvedas. El Convento de San Francisco fundado entre 1548 y 1549, cuyo templo y el convento actual son relativamente nuevos y proviene de la construcción realizada a mediados del siglo XVIII. Esta Iglesia es de tres naves con cúpula de media naranja en el crucero y la nave central se cubre con la bóveda del cañón reforzada por arcos fajones.
Lo interesante es que la arquitectura mestiza no solo recurrió de la fábula clásica en sus decoraciones, sino que reactualizó lo grutesco que había sido abandonado después del Renacimiento. San Francisco tiene riqueza interior muy considerable, pulpito y retablos del siglo XVIII y destacan los cuadros del presbiterio de manos de Leonardo Flores. El frontal y el sagrario son de plata, con alegorías sobre la Virgen. Hoy en día, apartándonos de la riqueza de sus templos, buena parte de la arquitectura del siglo XVIII aún se conserva en el centro de la ciudad. Las fachadas de las casas señoriales eran relativamente pobres con relación a los patios con todas sus arquerías talladas en piedra que son verdaderas obras de arte. Esto último es lo mejor que ha legado la arquitectura civil en todo en virreinato.
En síntesis, y sin poder siquiera citar otros elementos y características únicas a que embellecen a La Paz, se afirma que es una ciudad misteriosa y generadora de un profundo amor a lo telúrico y, aun siendo cosmopolita, es la ciudad más acogedora, receptiva y dinámica a la cual deberíamos amar, cuidar y preservar diligentemente, con respeto cívico y un sentimiento de pertenencia cada vez más intenso, pues nos confiere el valor intrínseco de la identidad territorial y cultural.
Fundamental es afirmar que La Paz con su pacifico nombre, se adhiere a la belleza y personalidad peculiar de otros departamentos hermanos y juntos estructuran la diversidad excepcionalmente maravillosa de Bolivia, que debemos cuidar diligentemente y con amor.
Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas