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  • Aleja Cuevas

Las pinturas de Eusebio Choque llevan su sello, al igual que en la polera que luce horas antes de la gran noche. A sus 62 años, con un llamativo cabello blanco, llega de la mano de su esposa Rosario a la Galería Sumaya, de la calle Linares, donde expone sus obras.

Hace cuatro décadas que empezó a dibujar y pintar, y ahora es un representante del arte indigenista. Sentado junto a sus obras aún recuerda a las monjas salesianas que lo motivaron a dedicarse al arte, que le llevó a abandonar la carrera de Ingeniería Eléctrica.

Se inscribió en la Escuela de Bellas Artes y egresó a los 25 años, en 1989. Aquellos años también conoció a Victoria, quien hoy es su esposa; ella conoce bien su técnica, sus primeros cuadros y el estado de ánimo con el que pinta cada obra.

En principio, sus cuadros eran en blanco y negro, pero desde 2000 domina la técnica del pastel con la que da colorido y textura a aguayos, polleras, lluchus, ponchos y tejidos. 

“Veía como el indígena cargaba su aguayo y, de pronto, ese bulto pequeño se convertía en algo ampuloso”, comentó. Precisamente, el color de los aguayos le inspiró para una de sus primeras exposiciones titulada “Atados de Paciencia”. 

Lo llamativo de sus obras es que, en ninguna aparece el rostro de personas y la mayoría de sus personajes están de espaldas.

“A mis obras no les he puesto el rostro, pero tienen su ajayu. De pronto, el espectador ve el cuadro y percibe el estado de ánimo de los personajes: alegres o tristes. Entonces, el espectador conversa con el cuadro. Ellos (los personajes) van por delante, yo por detrás. Ellos son mi fuente de energía; sus ponchos, lluchus, tejidos, estoy en ese afán, de recuperarlos, de sacarlos a flote, aún estoy obsesionado con eso”, dijo.  

Parte de esta experiencia está contenida en el corto documental Eusebio, de Francisco Escóbar, estrenado anoche en la Casa Museo Inés Córdova-Gil Imaná, de Sopocachi. 

“Con sus obras hay una identificación, marcan relevancia, entonces, me pareció interesante llevar al audiovisual para mostrar el valor real el arte con identidad propia”, dice Escóbar.

Aunque la idea se gestó hace tiempo, la producción comenzó en abril, con el protagonista, narraciones, locaciones y grabaciones.

Entre los espacios recreados están el lugar donde creció, a orillas del lago Titicaca, su taller y el lugar donde vende sus obras, explicó.

El corto documental dura 34 minutos, apuntó Escóbar, un realizador audiovisual de documentales de producciones importantes como El Coraje del Pueblo. 

Eusebio Choque, antes de ir al estreno, confesó que no había visto el documental, pero dijo que el cuadro que pinta ante las cámatas, donde se lo muestra de espaldas, es algo que le ha puesto al “desnudo”. 

Para él, el corto documental desempolva su trayectoria, lo que cosechó en más de 30 años, sus becas de estudios en el exterior, premios, exposiciones, de canciones y poesías dedicadas a sus pinturas.

“El autorretrato de espaldas, me sacó lágrimas, me sentí yo, plasmado, mi felicidad y mi tristeza”, admitió el destacado artista.

El documental también se exhibirá este sábado, en el Teatro Galpón, de la línea Roja del Teleférico, en dos funciones, desde las 16:00 y a las 17:00. El ingreso será libre, pero habrá que pagar el ingreso al parque.