- Sociedad
- Susana Salinas
Con el objetivo de conservar los ecosistemas de la región altoandina semiárida de Bolivia y velar por la importancia de la conservación de los bosques de queñua, fue creada el 2 de agosto de 1939 la primera área protegida en el país; El Parque Nacional Sajama. Ahora, a 85 años del hito histórico en la conservación de la biodiversidad, una enfermedad amenaza esta planta que cuenta con bondadosas propiedades curativas para determinadas enfermedades.
Enfermedad
“Una preocupación es el hongo que afecta a la queñua, se nota cómo poco a poco avanza”, contó el guardaparques, Alberto Terrazas, jefe de protección del Parque Nacional Sajama.
En 2006, los investigadores Gerardo Robledo y Karola Pinto Alzérreca realizaron un estudio sobre “la muerte inexplicable de grandes superficies de bosque de queñua”, (Polylepis tarapacana), una especie de planta con flor endémica del nevado, ubicada en la ladera suroeste.
El Leptosphaeria polylepidis sería el hongo “propuesto como la posible causante de la muerte de los árboles”. La enfermedad provoca malformaciones en las ramas, particularmente nudos y agallas donde desarrolla fructificaciones, explicaron.
“Hasta el momento no existen estudios sobre la ecología de esta especie de hongo, ni sobre los efectos que tiene sobre su huésped”, se lee en la publicación de hace 18 años. “La queñua mantiene la humedad del ecosistema, es importante para las especies de fauna y flora. Si no hubieran bosques de queñua todo estaría ‘pelado’, es importante curar”, dijo Terrazas sobre el hongo.
Extinción
En el caso de la chinchilla, “lastimosamente casi está extinguida. Algunos comunarios dicen que la ven rara vez y otros, que ya desapareció”, indicó Terrazas acerca del roedor mamífero con una de las pieles más finas a tiempo de indicar que en el Sajama algunas especies, como el guanaco, ya casi no existen. “Si hay, deben ser unos cuantos individuales, no como antes”, indicó sobre el camélido salvaje de América del Sur. De la misma forma, el taruka, o ciervo andino, fue visto hace unos tres años, entre tres a seis animales, pero ahora los guardaparque ya no lo ven. “Creo que estamos perdiendo variedades”, agregó el entrevistado.
Depredador
El guardaparques del Sajama señaló que en recientes temporadas se vio la proliferación de pumas, que se convierten en una amenaza para la población camélida. De la misma forma, lamentó que el cóndor andino esté en proceso de reducción.
“La desaparición del cóndor no debe ser por la caza, sino por el factor climático”, comentó Terrazas al resaltar que tiene conocimiento que en otras áreas andinas protegidas, el ave de rapiña “se mantiene, pero por alguna causa va en proceso de desaparición en el Sajama”. Terrazas llamó a preservar el área ecológica biodiversa.