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Con más de un millón de habitantes y un crecimiento acelerado, el municipio de El Alto apunta a consolidarse como el centro del eje metropolitano del departamento de La Paz, así lo ve el historiador alteño Johnny Fernández.

“El Alto va a ser el epicentro de la región metropolitana y va concentrar aún más el movimiento económico. Si bien El Alto no produce nada tiene la ventaja de que su gente transforma todo lo que llega a sus manos, textiles, madera, fierros y hasta en construcción, para luego exportar y la gente de los municipios vecinos se sienten identificados”, afirma el historiador.

Entre el desorden de su crecimiento poblacional y la falta de líderes que impulsen con mayor fuerza su desarrollo, muchos empresarios apuestan por levantar sus edificaciones en la ciudad o convertir las antiguas fábricas en nuevos emprendimientos.

A ello se agrega la conexión directa que tiene con la sede de gobierno a través del teleférico o grandes avenidas. Lo mismo sucede con los municipios aledaños de Viacha, Laja, Achocalla, por donde también se llega a Mecapaca e, incluso, a Palca. La ciudad más joven de Bolivia (1988) fue, durante la época del Virreinato, sólo un lugar de descanso para los caminantes, quienes tenían como destino el valle de Chuquiago Marka; en tanto que en la época republicana se registraron las primeras edificaciones precarias para dar paso a la construcción del aeropuerto internacional de El Alto y el ferrocarril La Paz-Guaqui.

En 1942 se estableció la primera zona Villa Dolores, asentada a un costado de la carretera La Paz-Oruro y desde entonces surgen nuevas zonas, aunque con escasa presencia poblacional.

Ya por la década de 1970, se ve a El Alto como uno más de los barrios de la ciudad de La Paz y fue el alcalde Raúl Salmón, quien le da mayor importancia al inaugurar una variedad de piletas públicas, “como su obra estrella en el barrio marginal”, pero, tres factores contribuyen a su crecimiento.

A principios de 1980 se presenta el fenómeno climatológico de El Niño, que se expresa con una aguda sequía en todo el país, principalmente en el altiplano. “Esa situación causa un desbande poblacional de las comunidades y provincias para buscar mejores días y ven a El Alto como una alternativa ,por lo que aparecen nuevas villas, no planificadas”, dijo Fernández.

A esa situación y como segundo factor se suma la política de ajuste estructural económico del gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) que lo sustenta con el Decreto Supremo 21060 y deja en la calle a más de 28 mil trabajadores mineros.

“Una gran cantidad de esos mineros llegan a asentarse en terrenos de El Alto. El tercer factor lo constituye el rebalse de la ciudad de La Paz, con las laderas copadas y sin muchos lugares donde asentarse el gran barrio alteño se expande con mayor rapidez”, señala el historiador alteño.

Es en esa situación que en 1988 se produce una primera alarma del crecimiento de poblacional cuando una encuesta nacional de población y vivienda revela que El Alto tiene una población de 370 mil habitantes.

“Lo interesante es que entre 1986 y 1987, cada 15 días apareció una nueva junta de vecinos que reclamaba su posesión, eso demostraba el acelerado crecimiento, pues en el Censo de 1991 se demostró que la población subió a más 400 mil, un crecimiento del 23 por ciento” y no dejar de evolucionar.

Por: Wilma Pérez