• Economía
  • LA PRENSA

En Bolivia el consumo anual per cápita de la carne de pollo se incrementó de 38 a 46 kilos. Es la proteína más demandada por encima de las carnes de res y cerdo, informó el presidente de la Asociación Nacional de Avicultores (ANA), Omar Castro. Entretanto, la crianza de pollos se incrementó en al menos en 2 por ciento entre 2023 y 2024, pues pasó de 253,7 millones a 254,2 millones para satisfacer la demanda interna.

Santa Cruz lidera la producción de las aves con el 65 por ciento del total; le sigue Cochabamba con el 24 por ciento y el resto se divide entre los departamentos de Tarija, Chuquisaca, La Paz, Potosí y Beni.

“La carne de pollo se consolida como la más apetecida en Bolivia, si se toma en cuenta el incremento en la demanda y el consumo per cápita de las carnes de res y de cerdo que llegan a 23 y 12 kilos respectivamente”, afirmó.

De acuerdo con el Ranking Latinoamericano de Consumo de Pollo y Huevo 2023, elaborado por Cátedra Avícola Latam, Bolivia se ubica en el quinto puesto de consumo per cápita de pollo con 45 kilos anuales, y con un incremento del 6 por ciento en comparación a 2022.

El país se ubica por detrás de Panamá que tiene un consumo per cápita de 54 kilos; Perú 52 kilos; Argentina 49 kilos; y Brasil 45,50 kilos.

LA CRIANZA

La producción de pollos empieza con la preparación del predio para recibir a los pollitos bebé, en un ambiente limpio y confortable, en el que se cuida temperatura, humedad, calidad de aire y condiciones sanitarias generales. A partir de la recepción, se les proporciona agua y alimento balanceado en las cantidades requeridas hasta alcanzar un peso promedio de 2.300 a 2.700 gramos antes de salir al mercado.

La genética utilizada para la producción es importada de Brasil, a través de gallinas reproductoras que son las encargadas de producir los huevos que incubarán a los pollitos bebé, que posteriormente son enviados a las granjas para su engorde y venta.

La alimentación de los pollos en las granjas se basa en una dieta compuesta por maíz, sorgo y harina de soya, a la que se agrega suplementos con vitaminas y minerales a fin de cubrir todas las necesidades nutricionales que exige su genética para lograr el mayor desempeño productivo posible.

“Así como en Bolivia, la carne de pollo es también una de las preferidas en los países de Latinoamérica, pues es considerada poseedora de las proteínas más completas, saludables y accesibles para la población”, aseguró Castro.

Sin embargo, uno de los principales problemas que enfrentan los productores es la fluctuación de los precios de granos alimenticios como maíz, sorgo y soya, cuyo quintal, en los meses precedentes se incrementó de 60 a 80 bolivianos, a lo que se suma el encarecimiento de los insumos importados.

Por: Gregory Beltrán