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  • Susana Salinas

Una reciente investigación en torno al potencial oxidativo  de sustancias generadas en el ambiente y, específicamente, en una quema forestal, como el carbón negro, da cuenta de que afecta directamente a las vías respiratorias, pues el material particulado se aloja en los alveolos pulmonares y causa graves daños, explicó Luis Blacutt, investigador del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la Universidad Mayor de San Andrés, entidad que junto con la Alcaldía de La Paz, monitorea la calidad del aire en la urbe.

El carbón negro, conocido como hollín, es un componente de la contaminación del aire por partículas finas. Se forma por la combustión incompleta de la madera y combustibles fósiles. 

La Organización Mundial de la Salud recomienda medir la calidad del aire con valores guía, como la concentración de partículas materiales en el aire, que tienen diámetro inferior a 2,5 micras o millonésimas de milímetro.

“No basta con medir el material particulado en el aire, a la hora de estudiar la contaminación”, dijo Blacutt, quien remarcó que es necesario diferenciar componentes y capacidad de daño en la salud. Las partículas de las quemas forestales tienen consecuencias a largo plazo.

Una fuente secundaria de contaminación del aire, por ejemplo, son los contaminantes que salen de los tubos de escape de los vehículos a motor, sobre todo de diésel. Ante una fuerte insolación aportan altos niveles de ozono troposférico u “ozono malo”, que también tiene graves impactos sobre la salud pública con afecciones respiratorias y daños cerebrovasculares, además de un impacto negativo en los ecosistemas. 

En la actualidad, en La Paz se realizan mediciones del aire “con instrumentos denominados de bajo costo, que permiten monitorear en ‘tiempo real’. “El inconveniente es que los resultados no son ciento por ciento confiables”, explicó. “El país necesita sistemas de medición de alta calidad”, señaló.