El tiempo de Jallupacha (tiempo de lluvia) en el mundo aymara trae consigo también el tiempo de las illas y las ispallas, época propicia tanto para la producción como para la reproducción, razón por lo cual desde fines de noviembre hasta después de carnavales tiene lugar la elaboración de illas y la elección de las ispallas para su intercambio entre los miembros de la comunidad e incluso con otras comunidades.

Las illas son la representación en miniatura esencialmente de los animales como ovejas, llamas, ganado vacuno y otros de crianza en las comunidades aymaras. Actualmente se ha generalizado su uso incluso para bienes materiales como autos, casas, terrenos, etc. 

Las illas son elaboradas de distintos materiales: piedra, barro, madera y paja; hoy por hoy es más utilizado el yeso para su elaboración.

La creación de las illas es un proceso que requiere paciencia, dedicación y una profunda conexión entre la energía, el tiempo y la naturaleza. Son pequeñas piezas que demuestran lo anhelado, aquello que se espera ver cristalizado prontamente en la realidad. 

Cada illa es única y refleja la personalidad y los deseos de su creador. Las ispallas, por otro lado, son los productos que van a ser cultivados en la tierra. Con la elección de las ispallas, que suelen ser aquellos alimentos especiales y fértiles, como las papas mellizas, inicia la ceremonia de la ch´alla que culmina con el intercambio de estos productos. 

Este acto de intercambiar las semillas cumple una función primordial: cambiar el terreno de la siembra para revitalizar sus propiedades, lo que refuerza la conexión entre la comunidad y la naturaleza.

En el mundo aymara, este tiempo es propicio para el intercambio y la circulación de las illas, generando encuentros en ferias que permiten dar y recibir las illas en un acto de reciprocidad.

En la comunidad es común escuchar frases como “para que te trabajes bien”, un deseo para que pronto la illa se transforme en realidad.

Las illas y las ispallas tienen una particularidad substancial: son elementos que nos impulsan a alcanzar nuestros objetivos, llenándonos de intención y motivación para llevar a cabo acciones que nos permitan cumplir nuestros deseos. 

Las illas y las ispallas son un recordatorio constante de que nuestros objetivos y deseos son alcanzables, siempre y cuando estemos dispuestos a trabajar por ellos.

No es casual que el jallupacha sea el tiempo de las illas y las ispallas, ya que es precisamente en esta época donde la tierra es más fértil para producir buenos frutos por las lluvias, cuando los animales tienen el alimento necesario y la reproducción es generosa. 

Este es el tiempo fértil, es la época de la abundancia de la buena producción y reproducción.

La tradición de las illas y las ispallas es una parte importante de la identidad cultural del mundo aymara. La creación y el intercambio de estas representaciones en miniatura nos conectan con la naturaleza, impulsándonos a alcanzar nuestros objetivos. En suma, es un momento de gran alegría y celebración, que refuerza los lazos comunitarios y promueve la cooperación y el trabajo en conjunto.