Autor
- LA PRENSA
Dicen que alentar la lectura entre los paceños era —y es— una tarea muy complicada, pero los impulsores de la Feria del Libro no podían imaginar hace 28 años, en 1996, que ponían las piedras fundacionales del más importante evento cultural de La Paz y que, de alguna manera, impulsaría el interés por los impresos de gran manera.
De aquel puñado de stands acomodados en el Círculo de Oficiales del Ejército o del Círculo Aeronáutico, en la década de 1990, al presente que la exposición ocupa los tres pabellones y el patio Chakana del Campo Ferial Chukiago Marka, la Feria Internacional del Libro (FIL) es un espacio masivo de reunión, de búsqueda de libros, de compra de material literario y de encuentro familiar.
La presentación de nuevas obras, la participación de importantes literatos, de los títulos más importantes de cada temporada, la aparición de tendencias literarias… Definitivamente, esta Feria es “la” actividad anual de La Paz.
No sólo ello, los organizadores han tenido la virtud de compatibilizar la palabra impresa con la música, con otras expresiones artísticas, la gastronomía o, como sucederá este año, con la admiración a los sonidos de la naturaleza.
Se sabe que las personas ahorran durante algún tiempo para acudir a la FIL y comprar las obras que leerán durante los siguientes meses.
Un eximio investigador, como don Antonio Paredes Candia, aseguraba que era suficiente que las personas se acerquen a los libros y, por lo menos, los hojeen. Así se habrá dado, afirmaba, un gran paso para superar el desinterés de los individuos por la palabra impresa.
Queda, sin embargo, un punto que los ejecutivos de la Cámara Departamental del Libro deben tener en cuenta y en el que están en deuda: los precios de las obras en venta que, en algunos casos, son prohibitivos para la mayoría de los asistentes que deben conformarse con ver las tapas de las obras en venta y...nada más.
En otras ferias literarias, hay zonas especiales de oferta que no sólo contemplan a los libros de ediciones antiguas o poco vendidas, que carecen de verdadero interés.
Es preciso que los responsables de la Cámara del Libro comprendan que es necesario acercar los precios de los libros a las personas para que esta feria sea un evento que pueda considerarse completo y efectivo.