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  • Aleja Cuevas

Más de 2,7 millones de niños, niñas y adolescentes en Bolivia viven en zonas con alto riesgo de inundaciones y sequías, lo que agrava la desnutrición infantil, especialmente entre los menores de cinco años, según un informe de Oxfam en Bolivia.

“Lo que se avecina es hambruna, algunas comunidades se han quedado vacías, han evacuado; no sólo han perdido su hábitat, sino todo. ¿Qué pasa con las familias que tenían niños estudiando en las escuelas? ¿Cómo vamos a reparar esos tiempos perdidos? Aunque regresemos, no habrá suficiente alimento para que la familia se quede en sus comunidades”, cuestionó Wilma Mendoza, presidenta de la Confederación de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB). 

En estos cinco meses de incendio, las comunidades indígenas del oriente boliviano fueron las más afectadas. La Gobernación de Santa Cruz reportó el 21 de octubre, más de 8 millones de hectáreas quemadas, y Beni, 4 millones, es decir, 13 millones de hectáreas arrasadas por el fuego, una cifra superior a la que estimó el gobierno nacional, de 9,8 millones. Este desastre arrastra consecuencias para la salud, desde enfermedades de tipo respiratorio, ante la exposición del humo y las partículas nocivas, con mayor afectación en niños y ancianos, como lo advirtió Cristhian Cámara, alcalde de Trinidad, Beni.  

El informe de la asociación Proceso Servicios Educativos (Proceso) alerta sobre infecciones por la escasez de agua potable y la contaminación, pero también se suman la desnutrición. “La inseguridad alimentaria resultante de la imposibilidad de cultivar y cazar contribuye a altos índices de desnutrición, especialmente en niños y mujeres embarazadas”, refiere el estudio. 

En esa línea, el informe de Oxfam advierte que, en municipios altamente vulnerables, la desnutrición aumenta casi 20 puntos porcentuales en comparación con aquellos con menor exposición a desastres. Además, los municipios con altos niveles de pobreza también enfrentan mayores riesgos ante fenómenos naturales. 

“Más de 2.7 millones de niños, niñas y adolescentes viven en lugares con alto riesgo de sufrir inundaciones y sequías. Los niños menores de cinco años en municipios altamente vulnerables a estos desastres muestran una prevalencia mayor de desnutrición infantil, lo que subraya el impacto de la crisis climática en la salud humana”, señala el informe de Oxfam, con datos del Ministerio de Medio Ambiente y Aguas, de 2022.

Este estudio indica que, en aquellos municipios donde hay más riesgos de desastres, también aumenta la vulnerabilidad a la desnutrición infantil. “En general, vivir en un municipio que presenta frecuentemente riesgos de algún tipo de desastre natural aumenta la desnutrición infantil en cinco puntos porcentuales”, advierte.