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Naves de Transporte Aéreo Militar, ahora devenido en empresa pública, volverá a surcar los cielos del país a partir del próximo viernes 31. Es una buena noticia, aunque sus rutas no sean, todavía, las que otrora permitían vincular poblaciones y municipios tan alejados de los principales centros urbanos, por lo que inexorablemente estaban abandonados y casi incomunicados, a grado tal que la llegada del avión del TAM era un acontecimiento que se celebraba por todo lo alto y generaba enorme expectativa, pues en las alas de esas aeronaves llegaban encomiendas y, principalmente, medios de información escrita que acercaban, en el imaginario popular, a las personas con su patria. No era un detalle menor..
Pilotos del TAM y personal militar participó en muchas oportunidades en labores de salvataje y ayuda cuando crecían los ríos y las inundaciones se ensañaban con los moradores de sitios inalcanzables de otra manera.
Desgraciadamente, esa empresa que vinculaba la Bolivia profunda con sus capitales dejó de operar por malas administraciones, corrupción y una monumental deuda tributaria.
Es de esperar que los responsables de ese descalabro sufran las sanciones previstas por la ley, pues despilfarraron recursos de todos.
Es de esperar que en breve crezca la flota de aeronaves y que TAMep se transforme en una entidad eficiente, generadora de recursos y que preste servicios aplaudidos por la colectividad.
Sin caer en el horrible lugar común que señala que todo tiempo pasado fue mejor porque, de hecho, las cosas no son así, hay que reconocer que la aerolínea militar cumplió años atrás una encomiable labor, que debe repetir y, si cabe, mejorar.
El Estado ha invertido 60 millones de bolivianos en la reactivación de esta empresa. Es dinero que nos pertenece a todos los bolivianos, por lo que todos tenemos el derecho y la obligación de fiscalizar su manejo.
Un avión del TAM volverá a carretear para transportar personas, encomiendas, correo, pero principalmente las expectativas y las esperanzas de los pasajeros. Que sea en buena hora y que se maneje con total transparencia y honestidad.