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  • ÁNGELA CARRASCO

13/11/2025.- En un país donde el acceso a internet crece más rápido que la comprensión lectora, la educación enfrenta un dilema silencioso: los estudiantes bolivianos recurren cada vez más a plataformas digitales que ofrecen respuestas instantáneas, pero no fomentan el razonamiento ni la reflexión. Esta práctica, extendida en todos los niveles, reduce la calidad del aprendizaje y revela un problema estructural que va más allá de la tecnología, el sistema educativo nacional no forma competencias sólidas para enfrentar los desafíos del conocimiento en el futuro.

El informe “La situación de la educación en Bolivia 2024. Un aporte de la sociedad civil”, presentado por la Campaña Boliviana por el Derecho a la Educación (CBDE), confirma una realidad preocupante. Oruro se destaca con los mejores resultados del país en lectura (683,4 puntos) y matemáticas (678,7), seguido por La Paz y Tarija. Sin embargo, los promedios nacionales se mantienen por debajo del estándar regional de la Unesco, que fija la media en 700 puntos.

“Tenemos un país donde los niños y jóvenes saben usar una aplicación, pero no saben interpretar un texto ni resolver un problema por sí mismos”, explicó Cecilia Lazarte, directora de la CBDE.

Según el estudio, ocho de cada 10 estudiantes de sexto de primaria no comprenden lo que leen y dos de cada tres no logran resolver problemas matemáticos básicos. El informe también destaca que en ciencias naturales nueve de cada 10 alumnos se ubican en los niveles más bajos de desempeño educativo. Los expertos coinciden en que el mal uso de la tecnología influye directamente sobre estos resultados.

Plataformas de inteligencia artificial y aplicaciones de resolución automática de ejercicios se han convertido en atajos para evitar el esfuerzo intelectual. “Los jóvenes copian resúmenes o ejercicios sin procesar su contenido. La tecnología puede ser una herramienta poderosa, pero sin orientación pedagógica se vuelve un sustituto del pensamiento crítico”, afirmó, por su parte, el pedagogo Álvaro Puente.  

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Según el estudio, La Paz, Oruro y Tarija muestran resultados superiores al promedio nacional, tanto en tercer como en sexto grado. Santa Cruz figura en un nivel intermedio, mientras que Beni, Potosí y Pando se ubican en el nivel inferior, a más de medio desvío estándar de la media nacional.

Las desigualdades sociales agravan el problema. El diagnóstico confirma brechas profundas entre estudiantes urbanos y rurales, indígenas y no indígenas, y entre colegios públicos y privados. En matemáticas de sexto grado, los estudiantes no indígenas obtuvieron un puntaje promedio de 673 puntos, mientras los indígenas alcanzaron 626, una diferencia de 46 puntos. En el mismo dominio, los alumnos urbanos superaron a los rurales por 44 puntos.

La diferencia más amplia aparece entre la educación pública y privada.

Los colegios privados alcanzaron 765 puntos en matemáticas, frente a 653 de las escuelas públicas, una brecha superior a una desviación estándar. El estudio atribuye esta distancia a factores estructurales como la infraestructura, el acceso a recursos pedagógicos y la formación docente.