- Sociedad
- Susana Salinas
18/11/24.- Hace más de ocho años, el exdirector del Instituto Nacional de Oftalmología (INO), Joel Moya, inauguró el primer Banco de Ojos en el país. “Es un sueño hecho realidad”, declaró el 25 de agosto de 2016.
Sin embargo, la mención del primer Banco de Ojos se remonta a 1949, en el gobierno del médico Enrique Hertzog. Los primeros trasplantes exitosos de córnea se realizaron en 1950, de la mano de Javier Pescador Sarget.
“Los primeros impulsos para contar realmente con un Banco de Ojos datan de los ochenta”, recordó Moya. Más tarde, a partir de 2002, este galeno se dedicó a hacer realidad ese sueño. En ese momento, 400 personas requerían de un trasplante de córnea.
En la actualidad, la subdirectora del Banco de Ojos, Ana María Soruco, dependiente del INO, indicó que “solo entre los pacientes que asisten al instituto hay una lista de espera de 267”, mientras que Moya recordó que cuando dejó la dirección de la entidad (2022), “había 400 pacientes en espera por córneas”.
Moya, entre recursos propios y de donación, propició la construcción de los ambientes y el equipamiento. En conjunto, se invirtieron 300 mil dólares, $us 120 mil de ellos donados por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El gesto altruista, en bolivianos, fue de 799.400.
La creación del servicio, “que no le costó nada al Estado” fue paralizada debido a la falta de una Resolución Ministerial para que empiece a funcionar. Pese al reclamo de los pacientes afectados, hasta hoy no se dio ese trámite corto.
El Banco de Ojos, en su momento, recibió el visto bueno de médicos internacionales, quienes certificaron su calidad.
Mediante la OMS fueron capacitados tres médicos, dos enfermeras, dos técnicos y un enfermero.
Al inaugurar, “confiamos en la ley reglamentada para el funcionamiento del Banco de Ojos, promulgada por el Gobierno de Bánzer (1974)”, explicó, al subrayar que “no le falta nada para empezar a operar”.
“Para funcionar solo necesitábamos una Resolución Ministerial”.
GESTIONES
Gracias a la inquietud de este galeno, el Banco de Ojos del Hospital San Diego, de EEUU, realizó las primeras donaciones.
El 23 de enero del 2014, llegaron 23 córneas, además de más de 3.000 injertos. “Aquella vez realizamos una magnífica experiencia. Soñamos, como Banco de Ojos, en el rescate de tejido y de la membrana amniótica de la placenta, usada para recubrir el ojo en casos de ulceradas o para otras especialidades, para el recubrimiento de piel y huesos. También pensamos en elaborar sueros para el ojo seco y hasta crear córneas artificiales, pero no hubo voluntad”.
El galeno aún se pregunta qué pasó con la actitud gubernamental. “No sé por qué no creyeron en nosotros. Hasta pienso que fue por el nombre que le pusimos, de Thomas S. Monson, quien era el presidente de la iglesia donante, en lugar de Evo Morales. Aunque otros sugirieron mi nombre, porque yo gestioné todo (...) También creo que tuvo impacto la llegada de muchos cubanos”, dijo al aludir a campañas oculares del partido en función de gobierno.
Para Moya, lo sucedido es un “fracaso, que responde a la incapacidad de reconocer lo bueno que hay en el país”.
“He trabajado tanto y para nada, me da bronca. Los mormones están resentidos, porque tanta inversión está ‘botada’. Esa donación fue directa a mi persona, pero al dejar el INO, decidí dejar el equipamiento, por los pacientes. Tiene todo para funcionar”, insistió.
Actualmente, el país cuenta con normativa sobre trasplantes de órganos, células y tejidos. En octubre, el Gobierno anunció la elaboración de nuevas normas para legalizar los procedimientos del trasplante de córnea, médula ósea y hepático.