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El ritmo de las matracas y platillos convocó ayer por la mañana a miles de danzarines quienes no solo mostraron los pasos, sino la elegancia de los trajes de los morenos en la antesala de la Fiesta Mayor de los Andes. En tanto, las danzas livianas se impusieron por su coreografía y la alegría demostrada por sus jóvenes fraternos. La avenida Baptista, en puertas del Cementerio General, fue el punto de concentración de miles de bailarines para dar inicio a la preentrada a devoción del Señor Jesús del Gran Poder. “Todo está listo, sólo falta el maquillaje”, dijo Angélica Fernández, mientras era atendida por una maquillista que daba color a sus párpados y su rostro. Ella forma parte desde hace 20 años en la Fraternidad Legítimos Rosas de Viacha, que este año festeja sus Bodas de Oro, por lo que la tropa de morenas lució polleras, mantas, blusas y zapatos de tonalidades rosadas. La mañana transcurrió al ritmo bombos, trompetas y platillos de la banda Central Cocani Oruro que acompañó a la Morenada Juventud Unión Comercial, que también festeja 50 años de actividad folklórica. Las damas lucieron un vestuario de tonos grises y preparan otra indumentaria para la entrada del domingo 25. A esta fraternidad están afiliados los propietarios de almacenes de abarrotes de las calles Antonio Gallardo y Sebastián Segurola. “Se sumaron más amigos, más familias porque 50 años no es poco, son 50 años de devoción”, expresó María Isabel Cahuasa, una fraterna quien este año se animó a bailar morenada. La moseñada de la Fraternidad Los Zánganos de Sopocachi deleitó a los espectadores. “Bailo desde los 16 años. Toda danza autóctona es para la Pachamama, a la lluvia, es una danza que pasa por generaciones”, destacó la pasante de esta fraternidad, Rocío Magne, cuyo embarazo de ocho meses no le impidió bailar a devoción del Tata. Otra de las danzas que contagió energía con los movimientos de los bailarines fue la interpretada por la Fraternidad Arco Iris Boliviano, fundada en 1981. Se trata de jóvenes que saltaron al ritmo del estribillo “dijiste que me querías, pero no es verdad…”, de la canción Imillitay, de Los Kjarkas. La agilidad en los pasos también fue tarjeta de presentación de los integrantes de la fraternidad Llamerada Mosaicos, que agitaban las q’urawas, hondas tejidas, al ritmo de la música. Hasta el mediodía, más de la mitad de la tropa de las 75 fraternidades se desconcentraron alrededor de la plaza Vicenta Juariste Eguino. El convite está tendido. Hay que esperar la entrada del domingo 25. Por: Aleja Cuevas