Perú refuerza los controles migratorios en la región fronteriza con el país. Hace algunas semanas, autoridades del vecino país inauguraron un puesto de control en el poblado de Ichu, que queda sobre la carretera que une Desaguadero con Puno.
El objetivo declarado de este centro es controlar el ingreso de personas —principalmente de nacionalidad boliviana— al territorio nacional del vecino país.
Un informe de la agencia noticiosa oficial peruana Andina da cuenta de que la meta de la Superintendencia Nacional de Migraciones peruana es “reforzar la seguridad y la fiscalización migratoria en esta estratégica zona de alto tránsito de vehículos que provienen o van hacia Bolivia”.
En Ichu, los agentes peruanos tendrán la posibilidad de emplear dispositivos electrónicos que les permitirán comprobar si los viajeros pasaron por Migración y no ingresaron clandestinamente a su territorio.
Esas acciones se suman a la remodelación del puesto de control de Kasani, en el límite internacional entre los municipios de Copacabana, en Bolivia, y Yunguyo, en Perú.
Por acuerdos binacionales, ciudadanos bolivianos y peruanos tienen derecho a libre circulación entre los municipios fronterizos, sin necesidad de tramitar un salvoconducto, a condición de que no sigan trayecto hacia otras poblaciones más alejadas.
De hecho, un convenio de esta naturaleza tiene validez, por ejemplo, entre Cobija y Brasileia en el norte amazónico del país.
En el país, sin embargo, no hay un adecuado control migratorio. Tiempo atrás, un funcionario de la Dirección General de Migración revisaba la documentación de quienes abordaban o dejaban las embarcaciones que atraviesan el Estrecho de Tiquina. Actualmente si se hace ese chequeo es, cuando menos, no permanente.
En la carretera que une El Alto con Desaguadero, se pide documentos a las personas cuando atraviesan por la población de Guaqui, donde se halla el cuartel que alberga al Regimiento Lanza.
Empero, es necesario incrementar y profundizar los mecanismos de vigilancia del territorio nacional. Es cierto que la frontera con Perú se tiende a lo largo de casi 1.050 kilómetros y que proteger esa enorme distancia es casi imposible, pero al menos, debe ejercerse firmeza en los puntos de paso autorizados.