Compra de militantes. Es lo que hacen actualmente los grupos que se dedican a organizar partidos políticos. Los vocales del Tribunal Supremo Electoral deberían intervenir para regular este aspecto.
Los partidos políticos son organizaciones de la sociedad que buscan la toma del poder en una sociedad y se llama poder, precisamente porque se puede hacer lo que se pretende a través de un programa de acción que tiene base en una ideología determinada, no en la mera adquisición de firmas.
Cuando a un transeúnte le ofrecen una tarjeta de telefonía, cuyo importe es de 10 bolivianos, lo que se hace es comprar su militancia.
Ese individuo no debe saber, de pronto ni siquiera debe importarle, que si bien los militantes de las organizaciones políticas, sean éstas partidos o agrupaciones ciudadanas, tienen derechos, también tienen obligaciones y algunas limitaciones.
En algunos casos, los militantes se ven impedidos de acceder a ciertas funciones, ya sean éstas públicas o privadas, y deben intervenir en eventos internos para elegir a sus dirigentes.
Durante muchos años, era una costumbre que las personas de a pie se inscriban simultáneamente en varios partidos para exhibir sus credenciales y pugnar por ocupar algún puesto de trabajo en la administración pública en caso de tener cierta cuota de poder o haber ganado una elección.
Ahora, el Padrón Biométrico establece si una persona milita en un partido o agrupación y le restringe la posibilidad de la doble o múltiple militancia.
Sin embargo, se advierte un vacío en la Ley 1096 de Organizaciones Políticas. No veta la compra de militantes. Es un problema que, a la vista de lo que sucede actualmente, debe legislarse.
Ya bastante bastardeada está la política para que esta situación se profundice con la mera compra de firmas para reunir el 1,5 por ciento de los votantes para permitir la actividad de estos organismos que tendrán, si ganan una elección, la posibilidad de dirigir los destinos de un municipio, una gobernación o todo el Estado.
Es momento de frenar esto, que por lo menos, es una falta ética.