Responsables de la Organización Mundial de la Salud han lanzado una alerta del alcance planetario por un preocupante brote de la viruela símica, conocida también como viruela del mono.
Las autoridades nacionales se han hecho eco de ese llamado y, cuando menos, en forma declarativa han trazado los lineamientos para prevenir el ingreso de esta afección tropical, de la que ya se han presentado casos en años pasados en el territorio nacional.
A diferencia de lo que ocurría hace décadas, la velocidad y facilidad con la que las personas pueden desplazarse actualmente entre país y país e, incluso, entre continentes da lugar a que una epidemia se convierta en una pandemia en poco tiempo.
Cabe entonces, que todos los seres humanos se protejan a sí mismos a través de la prevención. El virus de esta afección es más fuerte que en los años precedentes y se transmite básicamente por las gotículas que las personas emiten al estornudar o al hablar, por lo que es importante mantener una distancia prudencial entre unos, distanciamiento social, e insistir en las medidas de bioseguridad que la humanidad conoció durante la pandemia por el coronavirus: el lavado y la desinfección permanente de manos y ropa, así como el uso del barbijo.
Esta enfermedad, que también se transmite además por vía sexual y el empleo de la misma ropa de cama, comienza generalmente con fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, agotamiento, decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de espalda y dolores musculares. Al cabo de tres días de aparecer el cuadro febril, se presenta erupción cutánea, que tiende a aparecer primero en el rostro y, posteriormente, se extiende por otras partes del cuerpo, incluidas manos y pies. Son muy molestas.
La principal recomendación que se puede dar a cualquier persona es que, ante el primero de estos síntomas, los individuos no recurran a prescribirse medicamentos para ellos mismos, sino que consulten a un médico para que ordene el tratamiento médico que deba aplicarse para cada caso y, en caso de ser necesario, el paciente sea aislado para evitar contagios.