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  • LA PRENSA

Hace 93 años comenzaba un camino felizmente sin retorno. El comunario Avelino Siñani comenzaba a construir una escuela destinada a la instrucción de los niños aymaras que vivían hace casi un siglo en condiciones iguales a las de los vasallos medievales. Muy pronto se unió a tan importante iniciativa el profesor Elizardo Pérez y juntos erigieron un descomunal proyecto: la escuela ayllu de Warisata.

Hasta ese momento, los latifundistas consideraban a los campesinos como seres humanos de segunda categoría, carentes de derechos y poseedores solamente de obligaciones. Que alguien osara, en 1931, enseñar a niños aymaras, quechuas o tupiguaraníes a leer y escribir era considerado un acto de barbarie comunista, bajo el criterio de que un indio instruido era un indio alzado.

Ocho años duró aquel proyecto. Siñani murió de dolor al ver destruida su obra. No tuvo vida para ser testigo de que actualmente ese esfuerzo actualmente genera profesionales aymaras en Educación Superior y que las barreras de la discriminación son superadas paulatinamente por convicción y por fuerza de ley.

Fue el presidente Germán Busch, quien declaró al 2 de agosto, día de la inauguración de aquel monumental proyecto pedagógico como el “Día del Indio”, denominativo que fue sustituido en 1953, tras la promulgación del decreto correspondiente como el “Día de la Reforma Agraria” y más cerca en el tiempo, su denominación pasó a ser el “Día de la Revolución Agraria, Productiva y Comunitaria”.

Atrás quedó aquella despiadada campaña ejercida en contra de los líderes de aquella iniciativa, los atentados que sufrieron Siñani, Pérez e, inclusive, sus familiares.

En este aniversario es preciso mirar hacia el futuro con firmeza y optimismo. Aquellas acciones de salvajismo racista quedaron completamente superadas y corresponde generar mecanismos de unidad para trabajar por el crecimiento de la economía nacional. Es necesario que nunca se olvide, sin embargo, que la educación debe ser la más importante función que debe cumplir el Estado.

Por ello, es muy importante rendir homenaje a la memoria de aquellos próceres que impulsaron la instrucción de niños y jóvenes de las áreas rurales.