La información apareció en el diario limeño La República y coincide con el anuncio del asfaltado del último tramo de la carretera que unirá La Paz con El Alto, Viacha, Nazacara y el Hito IV, en la frontera con la República del Perú. “De Perú a Bolivia en cuatro horas: la megaobra del MTC valorada en 150 millones de soles, que unirá seis ciudades altoandinas” es el título de esa nota de prensa.

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) peruano invierte unos 40 millones de dólares en la conclusión del asfaltado de la carretera que une el Hito IV con la ciudad de Tacna. En siete horas, vehículos de alto tonelaje podrán llegar a la costa del océano Pacífico con carga de exportación y deberán invertir nueve horas para alcanzar el puerto de Ilo.

Los recurrentes problemas y el alza del costo operativo que plantean las autoridades chilenas en el puerto de Arica obligan a pensar en la elección de opciones diferentes para evitar las contingencias que se presentan en el norte de Chile.

Ésta es una excelente opción para la exportación de cargas procedentes del país, máxime si se considera que en Perú se plantea la construcción de un puerto en Tacna. Sin embargo, la principal posibilidad es el puerto de Chancay, en el norte de Lima, que, por su distancia al territorio nacional, plantea algunas dificultades emergentes de la falta de vinculación carretera directa y de primer orden.

Sucede que los caminos para las exportaciones bolivianas de volúmenes considerables sólo pueden dirigirse por las vías que conectan el territorio nacional con Arica e Iquique a través de Tambo Quemado y Pisiga, en el departamento de Oruro, o de los puertos del sur peruano, a través de Desaguadero, en La Paz.

Abrir una nueva ruta no sólo contribuirá a descongestionar los caminos de la exportación, sino a agilizarlas y, ante la competencia, los puertos deberán ofrecer tarifas más bajas para su uso. La vía caminera directa entre La Paz e Ilo estará plenamente disponible a partir de 2026, aunque para ello será necesario habilitar un centro de control aduanero en el Hito IV, algo que depende exclusivamente de decisiones políticas, y las autoridades de ambos países parecen dispuestas a tomarlas para beneficio de las dos partes involucradas en esta acción integradora.